La Tradescantia zebrina debe regarse cuando el primer centímetro de tierra esté seco.
Por término medio, debes regar la Tradescantia una vez a la semana.
La Tradescantia zebrina necesita luz solar brillante e indirecta para gozar de una salud óptima.
Coloca la planta cerca de una ventana soleada o utiliza iluminación artificial para proporcionarle la luz que necesita.
La mejor tierra para una Tradescantia zebrina es una mezcla de tierra para macetas, perlita y musgo de turba.
Esta mezcla retiene la humedad durante unos días, al tiempo que drena el exceso de agua al fondo de la maceta.
Debes trasplantar tu Tradescantia zebrina cada 2-3 años.
Así te asegurarás de que la planta tenga espacio suficiente para seguir creciendo y reciba suficientes nutrientes de la tierra fresca.
La Tradescantia zebrina prefiere un clima cálido y templado.
El intervalo de temperatura ideal para la planta oscila entre 16-27°C (60-80°F).
La Tradescantia zebrina prefiere un entorno húmedo, con un 50-70% de humedad relativa.
Para aumentar la humedad relativa alrededor de la planta, nebulízala a diario o utiliza una bandeja de guijarros llena de agua para ayudar a mantener hidratadas sus hojas.
No tienes que abonar la Tradescantia, pero puedes ayudarla a crecer abonándola una vez al principio de la primavera y otra al principio del verano.
Debes podar tu Tradescantia zebrina cada pocas semanas en primavera y verano para fomentar el crecimiento y mejorar el aspecto de la planta.
La Tradescantia es bastante resistente y no sufre plagas muy a menudo.
Sin embargo, las plagas que podrían afectar a la Tradescantia zebrina son los pulgones y la araña roja.
La Tradescantia zebrina no suele ser tóxica para perros y gatos, pero debes mantenerla fuera de su alcance para estar seguro.
Si crees que tu mascota ha ingerido alguna parte de la planta, ponte en contacto con tu veterinario para que te aconseje.
Sí, la Tradescantia zebrina es una planta excelente para principiantes porque es bastante fácil de cuidar y es una planta bastante resistente.