¿Cómo se cuida la Lavanda?
En esta guía para el cuidado de las plantas veremos cómo puedes cuidar tus plantas de lavanda, desde el momento en que las traes a casa hasta que se han convertido en plantas sanas y felices en tu casa.

Si eres nuevo en esto de las plantas de interior, la lavanda es una buena planta para empezar. Es fácil de cuidar y no requiere mucho mantenimiento. En esta guía para el cuidado de las plantas, veremos cómo regar y abonar tus plantas de lavanda y cómo hacer frente a las plagas y enfermedades más comunes. También daré algunos consejos para que tus plantas de lavanda tengan el mejor aspecto posible durante todo el año.
Veamos cómo podemos cuidar esta planta tan versátil.
¿Con qué frecuencia debo regar mi planta de lavanda?
Las plantas necesitan agua para crecer felices y sanas. Las plantas de lavanda deben regarse aproximadamente una vez a la semana, o cuando la tierra esté seca al tacto. Son plantas tolerantes a la sequía y pueden soportar periodos de sequía, pero no producirán tantas flores si no se riegan con regularidad.
Si riegas demasiado tu lavanda, tiene más probabilidades de pudrirse la raíz, lo que probablemente matará a la planta. Sin embargo, las plantas más jóvenes deben regarse un poco más a menudo porque aún están desarrollando las raíces y necesitan más humedad para crecer. Cuando se hayan asentado en su entorno de crecimiento, ya no necesitarán que las riegues tanto.
¿Cuánta agua debo dar a mi planta de lavanda?
Cuando riegues tu planta de lavanda, asegúrate de darle agua suficiente para que la tierra esté húmeda pero no empapada. Demasiada agua puede hacer que se pudran las raíces, así que es importante encontrar un término medio. Para comprobar si tu planta de lavanda necesita agua, palpa con el dedo el último centímetro de la tierra. Si está seca, añade agua hasta que escurra de la maceta. Si la tierra está húmeda, aún no necesita agua.
Por término medio, debes regar una vez a la semana si tienes un suelo arenoso que drene bien.
¿Cuánta luz solar necesita la lavanda?
La lavanda crece mejor a pleno sol, y necesita al menos de seis a ocho horas diarias de luz solar directa. Durante los días especialmente calurosos del verano, un poco de sombra por la tarde puede evitar que la planta se seque con demasiada rapidez.
Para asegurarte de que tu planta de lavanda recibe la cantidad óptima de luz solar, colócala en una ventana orientada al sur si es posible. Las ventanas orientadas al sur suelen proporcionar la luz solar más constante y directa durante todo el día. Si no dispones de una ventana orientada al sur, también puede servir una orientada al oeste, pero asegúrate de que la planta recibe al menos de seis a ocho horas diarias de luz solar directa.
Si cultivas lavanda en el exterior, elige un lugar del jardín que reciba pleno sol la mayor parte del día.
¿Qué tipo de tierra debo utilizar para mi planta de lavanda?
Para cuidar la lavanda, es importante utilizar la tierra adecuada. La lavanda prefiere la tierra arenosa y con buen drenaje. Puedes crear tu propia mezcla o comprar una comercial hecha específicamente para la lavanda. Si tu tierra es pesada o arcillosa, puedes mezclar un poco de perlita o arena para mejorar el drenaje.
Ten en cuenta que la lavanda es muy tolerante a la sequía, lo que significa que prefiere estar seca a estar en un suelo húmedo. Así que una mezcla que contenga arena y/o perlita es esencial para que tu Lavanda esté feliz y sana.
¿Debo abonar mi planta de lavanda?
La lavanda es una planta conocida por poder crecer en suelos infértiles, donde ninguna otra planta puede sobrevivir. Esto la convierte en una planta fantástica para ti si te olvidas de abonar tus plantas todo el tiempo, o simplemente quieres una planta con flores que requiera poco mantenimiento.
Aunque abonar tu planta de lavanda no es necesario, si quieres fomentar el crecimiento y la floración, puedes abonarla una vez al principio de la primavera, cuando empieza el nuevo crecimiento. La lavanda no necesita mucho abono, pero añadir un poco de fertilizante a la tierra una vez al año ayudará a que tu lavanda prospere durante años.
Abonar tu lavanda puede ayudar a mejorar un poco el suelo, lo que lo convertirá en un entorno excelente para que tu planta crezca durante muchos años.
¿Cómo y cuándo debo podar mi planta de lavanda?
Podar la lavanda es importante para mantener su forma, fomentar nuevos brotes y evitar que la planta se vuelva leñosa y con patas. He aquí cómo y cuándo debes podar tu planta de lavanda:
Cuándo debes podar
- En primavera: Cuando empiece el nuevo crecimiento a principios de primavera, hacia marzo o abril, poda las ramas muertas o dañadas para fomentar un nuevo crecimiento sano.
- En verano: Cuando se hayan marchitado las primeras flores, normalmente a mediados o finales del verano, poda las hojas y flores muertas. Esto favorece una segunda floración y mantiene la planta compacta.
- En otoño: Perfila ligeramente la planta a finales de otoño, antes de las primeras heladas, pero evita la poda fuerte, pues puede exponerla a daños invernales.
Cómo debes podar
- Utiliza tijeras de podar afiladas y limpias para hacer cortes precisos y minimizar el estrés de la planta.
- En las plantas jóvenes (primer año), pellizca sólo las puntas del nuevo crecimiento para fomentar el negocio.
- En las plantas establecidas, recorta los brotes débiles para mantener la planta compacta. Evita cortar los tallos leñosos más viejos, pues la lavanda no se regenera bien a partir de madera vieja.
- Procura que tenga forma redondeada, de montículo, para mantener una buena circulación del aire y un aspecto estético.
- Si podas después de que las flores hayan florecido, puedes recortar los tallos florales para secarlos o utilizarlos frescos.
Siguiendo estas pautas, tu planta de lavanda se mantendrá sana, vibrante y productiva año tras año.
¿Puedo propagar mi planta de lavanda?
Puedes propagar tu planta de lavanda mediante varios métodos, siendo los esquejes de tallo los más populares y eficaces. Aquí tienes una guía sobre cómo propagar la lavanda utilizando este método:
Paso 1: Reúne los materiales
- Tijeras o podaderas afiladas y limpias
- Hormona de enraizamiento (opcional pero recomendable)
- Macetas pequeñas o bandejas para semillas
- Mezcla para macetas que drene bien (una mezcla de arena y compost funciona bien)
Paso 2: Toma esquejes
El mejor momento para tomar esquejes es en verano, cuando la lavanda está creciendo activamente. Elige un tallo sano, sin flores, verde y flexible (también conocido como tallo blando). Corta una sección del tallo de 10 a 15 cm justo por debajo de un nudo de la hoja.
La razón por la que no quieres una flor, ni siquiera un capullo, en el esqueje es que necesita demasiada energía para crecer. Un esqueje sin capullo puede centrarse en el crecimiento de las raíces.
Paso 3: Prepara los esquejes
Tras coger el esqueje o esquejes, deshoja la mitad inferior del esqueje, dejando unas cuantas hojas en la parte superior. (Opcionalmente) Sumerge el extremo cortado del tallo en la hormona de enraizamiento para potenciar el desarrollo de las raíces.
Al eliminar las hojas inferiores, das al tallo mucho espacio para que crezcan las raíces. Las hojas sólo empezarán a pudrirse cuando entren en contacto con la tierra, así que es mejor quitarlas.
Paso 4: Planta los esquejes
Para plantar los esquejes, llena pequeñas macetas o bandejas de siembra con la mezcla para macetas que drena bien. Introduce los esquejes en la tierra, enterrando la parte inferior sin hojas. Asegúrate de que los esquejes estén bien plantados para evitar bolsas de aire. Riega ligeramente para asentar la tierra alrededor de los esquejes. Mantén la tierra ligeramente húmeda, no empapada.
Paso 5: Paciencia (lo siento)
Ahora viene la parte más difícil de propagar la lavanda: La paciencia. Al cabo de unas 4-6 semanas, comprueba el desarrollo de las raíces tirando suavemente de los esquejes. Si se resisten, las raíces han empezado a crecer. Una vez establecidas las raíces, trasplanta los esquejes a macetas más grandes o directamente al jardín, en un lugar soleado y con buen drenaje.
¿Cuándo cosecho las flores de lavanda?
La lavanda se puede utilizar para muchas cosas, como hacer té, aceites esenciales y otros productos de aromaterapia. Así que quizá te preguntes cómo puedes cosechar tu(s) planta(s) de lavanda para incorporarla(s) a otros productos. Averigüemos cómo y cuándo debes cosechar la lavanda.
El mejor momento para recolectar flores de lavanda es por la mañana, después de que se haya evaporado el rocío, pero antes de que empiece el calor del día. Cosecha las flores de lavanda cuando estén en plena floración. Puedes determinar cuándo está lista para la cosecha buscando capullos que empiecen a ponerse morados. Para cosecharlas, corta el tallo unos dos centímetros por debajo de la cabeza de la flor. Puedes cosechar flores de lavanda hasta dos veces por semana, pero asegúrate de dejar suficientes flores en la planta para que pueda seguir floreciendo.
¿Cómo se secan las flores de lavanda?
Una vez que hayas cosechado tus flores de lavanda, querrás secarlas para utilizarlas en otros productos. Para secar las flores de lavanda, átalas en manojos y cuélgalas boca abajo en un lugar oscuro, fresco y bien ventilado. Cuando las flores estén completamente secas, puedes quitarles los tallos y guardarlas en un recipiente hermético.
¿Cómo puedo prevenir y tratar las plagas comunes en las plantas de lavanda?
La lavanda es bastante resistente a las plagas gracias a sus aceites aromáticos, pero aun así puede verse afectada por algunos bichos comunes. He aquí cómo prevenir y tratar las plagas que pueden afectar a tus plantas de lavanda:
Prevención
Prevenir las plagas es la mejor forma de mantener sana tu planta. La forma más eficaz de prevenir las plagas es asegurarte de que tu planta está sana. Una planta sana puede mantener alejadas a las plagas. Esto significa que debes asegurarte de regar tu planta correctamente para evitar problemas de riego y que se debilite.
Además de mantenerse sana, tu lavanda debe tener espacio suficiente para crecer. Al darle suficiente espacio, le proporcionas una buena circulación de aire, pero también ayudas a evitar que las plagas se propaguen entre tus plantas.
Plagas comunes y tratamientos
Esta planta aromática mantiene alejadas a la mayoría de las plagas, pero todavía hay algunas a las que les gusta merodear alrededor de tu lavanda:
Pulgones
Los pulgones son insectos pequeños, verdes o negros, que aparecen en los brotes nuevos. La planta puede mostrar hojas rizadas o amarillentas, y es posible que veas un residuo pegajoso llamado melaza en las hojas, que puede dar lugar a moho tiznado.
Para deshacerte de los pulgones, rocía la planta con un chorro fuerte de agua para desalojarlos. Para infestaciones graves, utiliza jabón insecticida o aceite de neem.
Mosca blanca
Las moscas blancas parecen pequeños insectos blancos que salen volando cuando se molesta a la planta. Pueden causar daños en las hojas, amarillearlas y dejarlas caer.
Puedes librarte de la mosca blanca utilizando trampas adhesivas amarillas para atrapar moscas blancas adultas. Puedes pulverizar jabón insecticida o aceite de neem sobre las zonas afectadas.
Mosquitos Fúngicos
Los mosquitos de los hongos son pequeñas moscas dentro y alrededor de la tierra. Suelen ser una buena señal de que tu planta sufre un exceso de riego o un drenaje deficiente. Las plantas infestadas pueden mostrar un crecimiento atrofiado u hojas amarillentas debido a los daños en las raíces causados por la alimentación de las larvas.
Puedes deshacerte (lentamente) de los mosquitos de los hongos dejando que la tierra se seque entre riego y riego, y añadiendo una capa de arena sobre la tierra para evitar la puesta de huevos. Esto elimina indirectamente las plagas.
Proteger la lavanda en invierno cuando crece en el exterior
La lavanda es una planta muy resistente que se adapta bien a la mayoría de los entornos, por lo que no tendrás que hacer mucho para protegerla durante el invierno si la cultivas en el exterior. Sin embargo, si quieres dar a tu planta la mejor oportunidad de empezar a crecer de nuevo en cuanto empiece la primavera, hay algunas medidas que puedes tomar.
El acolchado es uno de esos pasos importantes. Basta con extender una capa de mantillo, como paja u hojas trituradas, alrededor de la base de la planta para mantener las raíces aisladas y la tierra caliente. Asegúrate de no cubrir la corona de la planta para evitar la acumulación de humedad.
Para una mayor protección, sobre todo en lugares con inviernos rigurosos, cubre tu lavanda con un tejido transpirable, como arpillera o tela antiheladas. Esto ayuda a prevenir los daños por heladas, al tiempo que permite que circule el aire.
Si has estado regando tu Lavanda, puedes dejar de hacerlo durante el invierno, a menos que la planta crezca bajo un tejado. Tu Lavanda no necesitará mucha agua, sobre todo durante el invierno.
¿Es tóxica la lavanda para los animales domésticos?
La lavanda puede ser segura (en pequeñas cantidades) para los adultos, pero no lo es tanto para las mascotas y los niños pequeños. La lavanda es ligeramente tóxica y se convierte en un problema cuando tus mascotas han comido bastante de la flor o han ingerido aceites esenciales que contienen lavanda. Si observas que tus hijos pequeños o tus mascotas han comido lavanda, lo mejor es que llames a tu médico o veterinario para ver si tienes que acudir a una revisión.
Conclusión
Las plantas de lavanda tienen muchos beneficios para la salud y son un bello complemento para tu hogar. La lavanda es una planta de interior fácil de cuidar, siempre que le des mucha luz solar y un suelo que drene bien, y la riegues una vez a la semana. Cuando tu lavanda esté feliz y florezca, puedes secar las flores para utilizarlas en infusiones o alimentos, o convertirlas en aromático popurrí o loción.
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